Sisifemia, entre los males laborales para ser reconocida en la Ley Federal del Trabajo

En la mitología griega, Sísifo fue condenado a empujar eternamente una roca cuesta arriba, solo para verla caer una y otra vez. Hoy, ese símbolo de esfuerzo inútil da nombre a un padecimiento moderno: la sisifemia, la sensación de trabajar en labores repetitivas, agobiantes y carentes de significado. Este fenómeno, cada vez más común en empleos con altas cargas administrativas o tareas mecánicas, podría pronto ser reconocido como riesgo psicosocial en la Ley Federal del Trabajo (LFT), gracias a una iniciativa impulsada por el Partido del Trabajo (PT) en el Senado.
La propuesta busca obligar a los empleadores a prevenir condiciones laborales que generen sisifemia, definida como «la condena a producir sin tregua, como engranajes de un sistema que no se detiene». Entre las medidas planteadas destacan la rotación de tareas, la revisión periódica del contenido de los puestos y la creación de mecanismos para que los trabajadores encuentren sentido a sus labores. «Quien la padece no desconecta ni en sus días libres: su mente rumia constantemente sobre pendientes o errores», advierte el texto.
Un síntoma de la época
La iniciativa refleja un cambio de paradigma: ya no se trata solo de regular horarios o salarios, sino de cuestionar la calidad psicológica del trabajo. «No es una patología individual, sino un síntoma de nuestra época», señala el documento, que también busca clasificar la sisifemia como enfermedad laboral, al igual que el estrés crónico o la ansiedad. Esto permitiría a los afectados acceder a incapacidades y tratamientos médicos.
Este no es el primer esfuerzo legislativo en la materia. En 2023, la LFT actualizó su lista de enfermedades laborales después de 50 años, incorporando trastornos como depresión y ansiedad derivados del trabajo. Sin embargo, la sisifemia apunta a un problema más sutil: la desconexión emocional con lo que se hace. Sectores como educación, salud, transporte y servicios financieros son señalados como focos rojos, aunque ningún empleo está exento.
Empresas en la mira
De aprobarse, las compañías deberán implementar protocolos para evitar que sus modelos organizacionales generen este desgaste. La NOM-035, vigente desde 2018, ya obliga a evaluar factores psicosociales, pero la reforma profundizaría en prácticas como:
-Eliminar tareas repetitivas sin impacto tangible.
-Fomentar la participación activa de los empleados en la definición de metas.
-Garantizar que las jornadas no devoren la vida personal.
El camino no será sencillo. Un proyecto similar, que incluía jornadas anuales de salud mental, quedó varado en la Cámara de Diputados. Pero la discusión ya está abierta: en un mundo donde el «quiet quitting» y la gran renuncia son tendencias, legislar sobre el sentido del trabajo podría ser clave para el futuro laboral. (Noticias de México)