Sinopsis Política: Zitácuaro en el abandono y sus pobladores en absoluta indefensión

Por: J. Salatiel Arroyo Zamora

En Zitácuaro, cualquier criminal acaudalado puede vivir como rey, nadie lo molestará, aunque ultraje a sus vecinos, pues siempre contará con la protección del gobierno. Tendrá más garantías de seguridad que los ciudadanos productivos que, con sus impuestos, mantienen a la burocracia, se hacen obras y pagan por tener paz y tranquilidad. Aquí los delincuentes son más y mejor atendidos y cuidados incluso que los niños, si hay enfrentamientos las corporaciones policiacas se resguardan y les cubren las salidas, mientras los ciudadanos quedan en estado de indefensión y los niños son masacrados.

Pero la culpa no la tienen los delincuentes comunes, ellos llegan hasta donde la autoridad se los permite. La responsabilidad principal recae en el ciudadano, al momento de elegir a sus gobernantes. Pues el sufragio responsable todavía sigue siendo el único instrumento pacifico para lograr el cambio.

Las consecuencias mortales de los acontecimientos violentos del jueves 19 de junio no tienen justificación alguna y merecen la dimisión o renuncia de absolutamente todos los funcionarios (que no funcionan) responsables de la seguridad de los zitacuarenses, incluyendo (especialmente) a los representantes populares de los tres niveles, que a nadie representan, más que a sus aviesos intereses personales y familiares.

Ninguno puede decirse sorprendido, con lo que ellos mismos han fomentado. Desde hace cinco meses se ha estado informando de la creciente inseguridad e intensificación de la violencia en Zitácuaro, que ya había costado vidas inocentes, empezando con el asesinato de tres personas en el mes de enero del presente año, en una escaramuza similar a la de ayer jueves, donde hubo incendio de tiendas y vehículos. Entre las personas a las que se arrebató la vida, están una señora y su sobrina adolescente. La dama había ido por su sobrina a la escuela y ambas fueron alcanzadas por “balas perdidas”.

Más recientemente el homicidio del joven que fue a vender muebles en la zona de Aputzio y de los trabajadores del volante en la localidad de la “Igriega”. Sin embargo, la memoria colectiva pronto supera las experiencias amargas y sólo los deudos recuerdan con sufrimiento a sus seres queridos, que se fueron sin tener por qué. En dos o tres semanas pocos recordarán los sucesos de ayer jueves y los rescoldos de hoy viernes. Todo volverá a la anormal y cruel “normalidad”, hasta que un nuevo evento -cada vez más violento- nos haga cimbrar.

Hace unos días, ante la insistencia ciudadana de la creciente inseguridad y violencia en Zitácuaro, las autoridades reaccionaron con molestia. Afirmando que la “Heroica” sería una de las ciudades más seguras de Michoacán, que se trabajaría en la prevención del delito, en la tecnología y digitalización y que pronto habría acciones de parte del gobierno municipal de Zitácuaro. Pero que no se hiciera caso a “noticias falsas, pues hay gente que goza al publicar cosas de espanto, que asusta a la población y no lo vamos a permitir…”

Pues, “nuestra heroica es la gran capital del nuevo progreso de Michoacán y no vamos a permitir que ninguna actividad se pueda detener, vamos a trabajar fuerte para que nuestra gente se sienta segura, salga segura, camine segura y pueda hacer su vida lo normal posible, como lo hemos venido haciendo”.

 Ayer viernes, igual que la tarde del jueves, la ciudad y su activad productiva se encontraban paralizadas, a pesar de estar los mandos policiacos y militares del estado, acuartelados en la Presidencia Municipal.

No obstante, los más de 400 elementos de los policía municipal, un cuartel de la Guardia Nacional, otro más de la Guardia Civil y uno del Ejército Mexicano en el centro de la cabecera municipal, elementos de la Fiscalía General de la República y Fiscalía General del Estado, la población se siente indefensa y temerosa, a pesar de la enorme carga tributaria que se destina al pago de la nómina de dichos servidores públicos, que permiten que un puñado de facinerosos siembren el terror en la jurisdicción bajo su resguardo. 

Funesta semana para Zitácuaro, Michoacán y México

La semana que termina fue trágica para Zitácuaro, Michoacán y nuestro país. Inició con la muerte del juez federal Everardo Maya Arias, reconocido por su participación en casos judiciales de alto impacto (como el de Ovidio Guzmán y José Luis Abarca). El juzgador fue encontrado sin vida, el domingo 15 de junio, con herida de bala en la cabeza y un arma de fuego a su lado, a bordo de una camioneta blanca, estacionada cerca del panteón de Santa Cruz Cuauhtenco, en el municipio de Zinacantepec, Estado de México.

Lo que muy pocos saben, es que el destacado funcionario del Poder Judicial Federal, Everardo Maya Arias, era originario de Zitácuaro. Representando su deceso una irreparable pérdida para el municipio. Obviamente, por la relevancia de su responsabilidad en el servicio público, debía conducirse con discreción, como otros zitacuarenses talentosos que se encuentran incrustados en importantes espacios de la función pública. Particularmente en tiempos de convulsión social, por la inseguridad y violencia generalizada.

El día lunes se suscitó un ataque armado contra la Presidencia Municipal de Tingüindín, Michoacán, donde un policía municipal y un civil que iba pasando por el lugar fallecieron. No hubo detenidos y el Gobierno del Estado minimizó el incidente, declarando que ya las corporaciones policiacas y militares se encontraban resguardando la zona.

La mañana del martes, mientras el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, aseguraba que en Michoacán existen condiciones de seguridad para todos, la presidenta municipal de Tepalcatepec, Martha Laura Mendoza Mendoza y su esposo, eran ejecutados frente a su domicilio, en pleno centro de la cabecera del municipio que gobernaba. Sumándose su muerte a la de Lilia Gema García Soto, presidenta municipal de San Mateo de Piñas, Oaxaca, que fue asesinada un día antes, dentro del Palacio Municipal.

Con el asesinato de la alcaldesa de Tepalcatepec (Morena), son dos las ejecuciones de presidentes municipales de Michoacán en menos de dos semanas, pues el 6 de junio murió acribillado Salvador Bastida García (Morena-PT-PVEM), munícipe de Tacámbaro. Sumando seis alcaldes asesinados durante la presente administración estatal de Alfredo Ramírez Bedolla, además de Tepalcatepec y Tacámbaro, el de Contepec, Enrique Velázquez Orozco (PRI); Aguililla, César Arturo Valencia Caballero (PVEM); Churumuco, Guillermo Torres Rojas (PRI) y de Cotija, Yolanda Sánchez Figueroa (PAN). Encontrándose desaparecido el alcalde electo de Penjamillo, Gilberto Mejía Salgado (PES), desde el 2021.

El mismo martes, que fue ejecutada la presidenta municipal de Tepalcatepec y su esposo, la Policía Municipal de Tocumbo fue atacada a balazos mientras cargaban combustible en una gasolinera, muriendo en el atentado el comandante de turno, Martín Peña Guerrero.

Ese día, por la tarde noche, una familia (padre, madre y dos hijos) fue asesinada mientras se encontraban departiendo en el exterior de su vivienda, en El Limón de Papatzindán, municipio de Tiquicheo. Mientras que, en Queréndaro, a la orilla de la carretera San José – Huajúmbaro, fueron localizados los cuerpos desmembrados y embolsados de dos hombres, uno de ellos de aproximadamente 60 años de edad.

En tanto, en Zitácuaro, la pugna entre grupos de civiles armados se intensifica, ante la indiferencia de los tres niveles de gobierno, que prefieren simular que nada está pasando, ocultando la realidad con montajes y acciones distractoras.

Oficialmente se informó que, durante la noche del martes, elementos de la Base de Operaciones Interinstitucionales aseguraron en Aputzio de Juárez (municipio de Zitácuaro) 10 vehículos automotores (camionetas), explosivos artesanales, un fusil calibre 50 y un solo detenido. Lo que obviamente se prestó a especulaciones, pues la población está muy lejos de confiar en las autoridades y creer en sus “otros datos”; pues, durante la mañana del martes los vecinos de la Tenencia de Aputzio estuvieron reportando enfrentamientos, así como estruendo de posibles artefactos explosivos.  

Si estas no son acciones que generan terror colectivo y demuestran la fragilidad del Estado, la ausencia de autoridad gubernamental para imponer la legalidad y restablecer el estado de derecho, no sé entonces que pudiera ser, o como podría conceptualizarse.