Falleció este martes el expresidente de Uruguay José Mujica

José Mujica, expresidente de Uruguay y una de las figuras políticas más emblemáticas de América Latina, falleció este martes a los 89 años. Conocido mundialmente como “el presidente más pobre”, Mujica fue un símbolo de honestidad, sencillez y compromiso social que rompió con los moldes tradicionales del poder.
Su vida fue una oda a la austeridad. En 2012, durante una entrevista en su modesta chacra a las afueras de Montevideo, ofreció whisky a los periodistas con total naturalidad, dejando claro que era un hombre sin poses ni artificios. “De la política voy a salir con las patas para adelante”, dijo entonces, afirmando que su vocación por el servicio público duraría hasta el final de sus días.
Un guerrillero que llegó al poder
Antes de convertirse en mandatario, Mujica fue guerrillero del movimiento Tupamaros, y pasó más de una década en prisión durante la dictadura militar uruguaya. Lejos de alimentar resentimientos, al recuperar su libertad apostó por el diálogo, la democracia y la transformación social.
Gobernó Uruguay entre 2010 y 2015, y durante su administración promovió leyes que marcaron un antes y un después en la región: legalizó el matrimonio igualitario, despenalizó el aborto y convirtió a Uruguay en el primer país del mundo en regular el mercado de la marihuana.
Crítico del consumismo y ejemplo de coherencia
Mujica vivió en una casa rural, rechazó los lujos del poder, donó gran parte de su salario como presidente y conducía un viejo Volkswagen Beetle. Su crítica al modelo consumista y su llamado a una vida más consciente lo convirtieron en un referente moral y político, admirado incluso por quienes no compartían su ideología.
“Ser libre es gastar lo menos posible”, decía. Su forma de vivir fue su mejor discurso: congruente, honesto y sin dobleces.
Un legado que trasciende fronteras
El fallecimiento de José Mujica deja un profundo vacío en la política latinoamericana. Su legado no solo está en las leyes que impulsó, sino en la forma en que dignificó la política desde la cercanía, la ética y el sentido común.
En un mundo donde la imagen suele pesar más que los ideales, Mujica eligió caminar descalzo en medio del ruido del poder. Su partida marca el fin de una era, pero su ejemplo seguirá siendo luz para las futuras generaciones. (Cadena Política)