Quesos mexicanos: tradición, calidad y apoyo a la producción local ¿Cómo elegir el mejor?

 Quesos mexicanos: tradición, calidad y apoyo a la producción local ¿Cómo elegir el mejor?

En el marco del Día Mundial del Queso, celebrado cada 27 de marzo, y en un país con más de 40 variedades de queso reconocidas, seleccionar un producto de calidad trasciende lo gastronómico.

Según la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), el sector lácteo mexicano genera más de 500 mil empleos directos, muchos en comunidades rurales donde la producción artesanal es sustento familiar. Optar por quesos locales no solo enriquece la mesa, sino que fortalece cadenas de valor en regiones como Chihuahua, Oaxaca o Michoacán, epicentros de la tradición quesera.

Denominación de Origen: el sello que garantiza autenticidad

México cuenta con quesos protegidos por Denominación de Origen (DO), como el Cotija y el Queso de Bola de Ocosingo. Estos sellos, avalados por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), aseguran que el producto cumple con estándares históricos y geográficos. “Un queso con DO es un respaldo a prácticas ancestrales y a pequeños productores”, explica Ana Gómez, experta en políticas alimentarias de la UNAM.

Artesanal vs. industrial: el debate de la calidad

Mientras la industria láctea aporta el 65% del queso consumido en el país (datos de la Cámara Nacional de Industriales de la Leche), los artesanales destacan por procesos sin conservantes. Javier Ramírez, productor de queso adobera en Tlaxcala, afirma: “Nuestros métodos, heredados por generaciones, garantizan texturas y sabores únicos que las fábricas no replican”.

Lectura de etiquetas: transparencia en la mesa

La Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) recomienda verificar tres elementos: lista de ingredientes (solo leche, cultivos lácticos y sal), porcentaje de grasa butírica (ideal entre 45% y 60%) y lugar de origen. Evitar productos con aditivos como celulosa o almidones es clave para priorizar calidad.

Textura y aroma: los sentidos como aliados

Un queso fresco debe presentar humedad uniforme sin exudar líquido, mientras los madurados requieren cortezas naturales sin mohos artificiales. “El aroma debe ser limpio, nunca amónico”, advierte el chef Enrique Olvera en su libro Mexican Cheese: A Cultural Heritage.

Queso y gastronomía: un matrimonio político

Incorporar quesos mexicanos en platillos típicos (como enchiladas con queso añejo o tlayudas con asiento) es un acto de preservación cultural. La Secretaría de Cultura impulsa desde 2021 programas para incluir productos locales en restaurantes turísticos, una estrategia que combina identidad y desarrollo económico.

Impacto ambiental: la elección sostenible

Optar por quesos de ganadería regenerativa (como los producidos en Chiapas con métodos agroecológicos) reduce la huella de carbono. La SADER reporta que 30% de los productores artesanales ya usan energías renovables, alineándose con metas ambientales federales.

El queso como herramienta de diplomacia

México exporta anualmente 12 mil toneladas de queso, principalmente a EUA y Canadá. Según la CANILEC, variedades como el panela y el manchego ganan terreno global, posicionando al país como referente gastronómico y abriendo rutas comerciales en tratados como el T-MEC.

Más que un alimento, una decisión con causa

Elegir un buen queso implica apoyar a comunidades, proteger saberes ancestrales y alinear el consumo con políticas de sostenibilidad. Como afirma el subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria, Víctor Suárez: “Cada compra es un voto por el México que queremos construir”. (Maya Comunicación)

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